El día de hoy se viralizó el video de un caso ocurrido en uno de los buses del SITP. Resulta que el pasado fin de semana, uno de los muchos músicos callejeros, cantantes de bus o como gusten llamarlos (a mí no se me ocurrió ningún eufemismo y confío en no estar ofendiendo a nadie) que laboran en los medios de transporte público de Bogotá, se subió al mencionado transporte a ejercer su oficio.
Una mujer que viajaba en el bus se puso histérica por la presencia del confundido músico y comenzó a gritar expresiones que no son del todo audibles en el video, acerca de la "ilegalidad" de lo que el artista estaba haciendo (cosa que, por desgracia, no es del todo falsa en el ámbito de las políticas para el uso del transporte público en nuestro país; recordemos en enero de este mismo año a Sergio París, gerente de Transmilenio, dirigirse a través de medios como El Espectador a los usuarios del sistema de transporte masivo, solicitándoles no darle dinero a los artistas callejeros que estuvieran trabajando allí), para finalmente empujar violentamente al pobre músico y abandonar el bus. Hay que decir también que felizmente, pese a la intolerancia de la susodicha, la reacción general del resto de los usuarios del SITP fue de respaldo con el artista.
El video conmocionó las redes sociales y fue pasado y comentado también en televisión nacional. Y segurísimo que la fulana que lo protagonizó, a esta hora del martes no hallará en qué culo esconderse de la vergüenza. Tenaz, ¿no? ¿cómo es posible que en Colombia haya gente tan insensible y tan intolerante? ¿Ah?.
Les voy a contar un cuento: Esa señora que hoy debe estar andando con tapabocas o escondida por la vergüenza de haber pasado el peor oso de toda su vida (con méritos de sobra), pese a haber cometido un acto absolutamente deleznable, no ejerció ni de lejos la peor forma de violencia a la que se ven sometidos los músicos a diario.
Las peores formas de violencia no se constituyen solamente en la agresión física (y las ciencias sociales han agotado cientos de páginas acerca de eso); Si ustedes son músicos, entenderán por completo lo que estoy por decir. Si no lo son, no se alcanzan a imaginar cuántos músicos talentosísimos, profesionales y empíricos, andan como el perro arrepentido del Chavo del Ocho, llevando sus discos, muchas veces con todos los requisitos que hacen de un trabajo discográfico una producción profesional en regla, a cuanto medio de comunicación existe, para ni siquiera ser escuchados, reseñados o siquiera mencionados por los grandes monopolios mediáticos. La premisa es la siguiente y se explica muy bien desde un texto del productor musical Diego Duke: "Tienes talento, sí, pero no eres mi amigo"...Yo le añadiría algo a Duke: Además de no ser mi amigo, no tienes dinero para comprar mi amistad. ¿Alguien se acuerda del video de cierto DJ de La Mega invitando a los músicos al pago de la payola?.
Señoras y señores: la peor forma de violencia posible es la exclusión. La tipa del video no tiene ninguna significancia, es una aparecida que no ostenta poder alguno...Lo jodido, en realidad, es lo que ella representa: Indiferencia, negación e incluso aversión hacia el trabajo de todo un gremio, que es exactamente lo que sucede en los grandes medios de comunicación. La única diferencia es que en ese caso, no se hace viral.
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